Arrástrame, abeja huracanada
hasta el glaciar perdido
Donde magnolias invernales
escondieron el secreto
de la miel de tus ojos.
Yo soy quien te esperaba
en la penumbra del deseo.
Quien de tu saliva
reclamó el propóleo
para ungir eternamente
la colmena de tus sueños.
Yo Rompí el pacto, querida
pero no me avergüenzo.
Mas bien me arrepeinto,
por cada sendero
de luna pampanosa
que no anduve en tu vida.
De tu arbitrio femenino
depende mi futuro.
Traigo en mis uñas pegado
El polen de la esperanza.
José Miguel Torre.
Simplemente...Nosotros
Hace 12 años
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